11 febrero, 2015

Volver

Regresar de un largo viaje. Distinto, agotador, cinético y maravillosamente mágico. Pero no alcanzó. Y tuve que volver.

Reencontrarme conmigo en mi cuerpo nuevo. En un cabello nuevo, un rostro redondeado, unas caderas anchas por el regalo de la vida, unas piernas fuertes por el camino transitado. Unos pies cansados de la inestabilidad, unas manos doloridas de tanto dar y dar y dar. Unos labios resquebajados, pero llenitos de besitos chiquititos. Un busto orgulloso de haber alimentado a mi amor eterno, un vientre con marcas de crecimiento, expansión, explosión.

Una mente inquieta, triste, pero con un horizonte claro: la felicidad.

UN HIJO, (casi) UNA CARRERA, UNA PROFESIÓN. Pero no me alcanzaba. Y tuve que volver.

La mujer, la niña, la sabia, la loca y la amante estaban dormidas. Y tuve que volver, a despertarlas, a decirles que todo estará bien, que juntas podremos hacer crecer esta almita para que vibre en el amor.

Hola a todos, he vuelto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario