Apile mi vida prolijamente, logre un equilibrio que perdí en más batallas de las que pude luchar. Ordené los fragmentos de mi corazón, intento a diario asimilarme a esa niña que relegue en el pasado.
Instauro cierto control de mis actos, nos siempre analizados, y genero una rutina planificadora de mi futuro.
Y me pateaste el tarro. Volaron fragmentos, libros, tazas de café y rouges variados. Se desparramaron lápices, fotos y llaves. Chorreo fantasía, ginebra, recuerdos y esperanzas. Flotan en el aire sueños, planes, pensamientos y amores perdidos. Busco bajo la cama, la mesa, la silla…no encuentro mi vergüenza, mi futuro, mi autocontrol, mi sano raciocinio. Las hojas del cuaderno se quemaron con el oxigeno. Los ojos dejan de mirarme, o yo no logro reconocerlos. La lámpara sufrió el golpe y me deja a oscuras, pero aun te veo…rebelde, inocente, pícaro, descarado, necesario.
Me pateaste el tarro, todo quedó fuera de lugar. Desubicaste mi eje, pero no me siento perdida. Pero te lo agradezco. Pero estoy feliz. Pero me agrada como quedó todo. Pero, deja, lo acomodamos mas tarde. Pero no importa, ¿Cómo te llamas? Pero, dale, si, más vale, quiero, buenísimo, ¿mañana?, te llamo, gracias, me encanta, besitos, buen día, buenas noches, que descanses, hasta más tarde.
To be continued…